Partidos Políticos: La Silla Vacía
- Isabel Peña Rodriguez
- 15 jul
- 2 Min. de lectura
Por Psicoterapeuta Isabel Peña Rodríguez
15/07/2025


La técnica de la silla vacía permite dialogar con lo que ya no está: una persona que partió, un rol abandonado, una figura que marcó, pero también dejó heridas. Sentarse frente a ese vacío no es fácil: significa confrontar la ausencia, el dolor no resuelto, lo no dicho. Solo a través de ese proceso es posible sanar y continuar.
En el contexto político, la imagen de la silla vacía también tiene un eco profundo. Muchos partidos políticos en el país enfrentan hoy una crisis estructural de liderazgo. Figuras históricas marcaron el rumbo en su momento, pero una vez que partieron o fueron desplazadas, dejaron un vacío que no ha sido enfrentado ni trabajado emocional ni políticamente.
El vacío que no se asume
Desde una mirada psicoterapéutica, cuando un sistema —sea una familia, una institución o un partido político— pierde a su figura central y no elabora esa pérdida, cae en desorganización. Las funciones se fragmentan, las disputas internas se intensifican y reina la parálisis.
En algunos casos, como el del Partido Aprista Peruano tras la muerte de Víctor Raúl Haya de la Torre, el Partido Acción Popular con Fernando Belaunde Terry, el Partido Popular Cristiano con Luis Bedoya Reyes, o la Izquierda Unida con Alfonso Barrantes Lingán conocido como “El Frejolito”, y muchos otros; la silla vacía se convirtió en símbolo de un duelo inconcluso. Y ese vacío nunca fue enfrentado con madurez política. No se promovió el surgimiento de nuevos liderazgos reales.
No hay liderazgo porque no hay proceso interno
La política peruana sufre hoy una crisis de representación profunda. Los partidos no logran conectar con el pueblo porque han dejado de ser espacios vivos de formación, diálogo, propuesta y solución.
En términos simbólicos, nadie se atreve a sentarse en la silla vacía. O peor aún, algunos intentan hacerlo sin legitimidad, sin proceso, sin haber entendido lo que representa ocupar ese lugar.
Hoy, no hay liderazgo. No lo hay en lo político ni en lo emocional. Nadie convoca, no hay confianza y; nadie inspira. Y esa es la mayor evidencia de que seguimos atrapados en un duelo congelado, sin cierre.
¿Quién se atreverá a sentarse?
La silla vacía, tanto en terapia como en política, no está para ser ocupada por un reemplazo, sino para ser interpelada. Buscamos una nueva generación de líderes que pueda dialogar con su legado sin ser esclava de su sombra. Y para eso, como en toda terapia profunda, hay que atravesar el dolor, asumir la pérdida y reconocer que la crisis no está fuera, sino dentro.
Mi mensaje profesional final
El reto no está en buscar a "otro líder fuerte", sino en construir colectivamente nuevos liderazgos. La silla vacía no es una herencia que se reclama, sino una responsabilidad que se asume.
Ningún partido político podrá reconstruirse si no se atreve a sentarse frente a esa silla vacía, mirar la historia con honestidad, y hacerse la pregunta más difícil: ¿qué hicimos con lo que fuimos? y, ¿qué haremos con lo que queda?
"Mientras los partidos políticos sigan evitando la silla vacía, seguirán atrapados en el pasado, incapaces de construir el liderazgo que el país necesita hoy."
Escríbeme: isabelpenarodriguez@yahoo.com
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